Ancho de banda temporal ampliado: ciudad medieval del futuro incrustada en la ciudad moderna del presente: Villa 31, Buenos Aires. (Foto bajada de Google).
El “ancho de banda temporal” es la amplitud de tu presente, tu ahora… Cuanto más vivas y pienses en el pasado y en el futuro, más grueso será tu ancho de banda, y más sólida tu personalidad. Pero cuanto más estrecho sea tu sentido del ahora, más tenue serás. Incluso llegando al punto en que tengas problemas para recordar lo que estabas haciendo hace cinco minutos.
––Thomas Pynchon, El arcoiris de gravedad
El lugar donde encontré esta cita la aplica a cuestiones de autoayuda, cómo salir de una depresión generada por un exceso de atención a las redes sociales, y esas cosas. Lo que propone es leer más libros viejos.
Sin embargo, y siguiendo por ese lado, a mí me interesa más como línea de fuga de uno mismo, y para escapar del presentismo autosentimental que a veces, como artistas y poetas, nos aflige. El Yo de ahora mismo como cárcel de la creatividad. Me interesan las formas en que esta noción del ancho de banda temporal puede ser útil a poetas y artistas.
Prestar demasiada atención a lo que producen los contemporáneos de uno claramente reduce el ancho de banda. Lo puede adelgazar hasta el punto en que uno siente que no queda nada por hacer, nada más que añadir.
Las discusiones contemporáneas (de casi cualquier época) sobre lo que el arte o la poesía pueden y/o deben ser y/o hacer suelen adelgazar ese ancho de banda en beneficio de unos pocos. Los muchos luego tratan de sumarse a la conversación y pronto parece que no queda otra cosa de qué hablar que la que los pocos propusieron. Lo cual le hace el trabajo sucio a los pocos––y además, gratis.
Pasaba en los movimientos de vanguardia (véase el sistema excomulgatorio de los surrealistas), pasa en los grupos y en la sociedad artística en general: una élite domina la discusión y lo demás no importa, carece de valor. El outsider art es precisamente un arte que queda por fuera de las discusiones de su tiempo, aunque ahora traten de incorporarlo como para quedar bien y muy progres.
Pero la historia ha demostrado que a menudo esa élite es la que el futuro olvida, trasnochada, y un grupo o artista contemporáneo suyo es el que mayor influencia ejerce sobre el arte subsiguiente, el que mayor ancho de banda aporta. Un ejemplo clásico es el surgimiento del impresionismo en una época en que los Salones estaban dominados por la pintura histórica. Los impresionistas buscaban ampliar el ancho de banda de la pintura––y lo lograron.
En poesía podríamos hablar de la introducción del soneto por Boscán y Garcilaso en el siglo XVI, o del advenimiento de la poesía conceptual cuando de la élite de la poesía lírica dominaba todo el territorio de la letra impresa.
Esto del ancho de banda se aplica tanto a cuestiones formales como temáticas. Baudelaire no inventó la poesía urbana de las nuevas ciudades industriales del siglo XIX, pero en su época fue su mayor exponente, ampliando el ancho de banda de los temas que la poesía podía tratar. Las generaciones siguientes descubrieron la importancia de ese trabajo, ampliando su propio ancho de banda en otras direcciones.
El dichoso ancho de banda se aplica volviendo al pasado, a la tradición, sumando tiempo al presente, engordándolo, al explorar huecos, olvidos, exclusiones, y haciendo algo nuevo a partir de ahí. Una buena pregunta que hacerse es: ¿qué estaban haciendo los raros en tal o cual época?
Otra manera es viajar al futuro. Ver qué está pasando en el presente, por fuera del arte y la poesía, y llevarlo a conclusiones que pueden ser lógicas y/o absurdas, imaginar por dónde puede ir la cosa, tanto en positivo como en negativo y encontrar maneras de hacerlo presente ahora, incluso inventando técnicas.
Y la mejor forma de ampliar, engrosar el ancho de banda temporal es volver al pasado y viajar al futuro (¿volver al futuro?) al mismo tiempo, aplicar las dos estrategias a la vez. Esta es una buena manera de escapar del monocultivo artístico y poético que tiende a esterilizar la tierra allá donde aterriza.
(Aunque esto puede que no sea conveniente si lo que uno busca es una vida de clase media y ese respeto de los contemporáneos, siempre convenenciero, que se esfuma en cuanto la discusión cambia de rumbo).
(Pero creo que si como artistas y poetas vamos a abrir caminos nuevos, esta idea pynchoniana puede ser de lo más útil).